Un caso emblemático de hace una década regresó a la justicia. El ingeniero Jorge Tocornal Babra, condenado en 2007 por violación en contra de su hijo mayor y de actos de connotación sexual con el menor, está pidiendo por segunda vez su absolución. Ya cumplió su condena, pero ahora quiere ser declarado inocente con un nuevo antecedente: la retractación de una de las víctimas, que asegura “mi papá nunca me violó”. Su otro hijo mantiene las acusaciones.
“Jamás voy a descansar hasta establecer la verdad y hacer justicia”. En mayo de 2016, el exejecutivo bancario Jorge Tocornal Babra (57) afirmaba en una entrevista con Reportajes de La Tercera que su norte, tras recuperar la libertad luego de nueve años preso, sería la absolución. Había enfrentado un juicio, una anulación de por medio y un nuevo proceso en 2007, en que fue condenado por violación de uno de sus hijos y actos de connotación sexual con otro.
Había acudido, sin éxito, al Tribunal Constitucional, y en 2015 había jugado una última carta al interponer un recurso de revisión ante la Corte Suprema, una acción excepcional a través de la cual se enmienda una resolución judicial equivocada en materia criminal. La arremetida no tuvo éxito y debió optar por una salida que no lo satisfizo: el beneficio de volver a las calles, pero manteniendo su condición de culpable.
Un excompañero de celda de Tocornal relata que el profesional era reiterativo cuando hablaba de su caso. El “soy inocente”, que suena a un cliché tras las rejas, era frecuente en sus conversaciones. Cuando dejó la cárcel, explicitó que, para él, su historia no estaba cerrada.
Tocornal no descansó. Hace menos de un mes, volvió a la Corte Suprema, patrocinado por el defensor penal público Claudio Fierro Morales, para pedir que se anule su sentencia y se le otorgue una indemnización por el error judicial cometido en su caso. Para hacerlo, presentó un antecedente que espera que esta vez incline a la justicia a su favor: la declaración jurada del 17 de junio del mayor de sus hijos, J.A.L.P., hoy de 24 años, quien se retractó del testimonio de violación por el que fue acusado y condenado. El estudiante de educación superior afirmó ante notario: “Mi papá nunca me violó”.
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Ocurrió a fines de diciembre de 2018. J.A.L.P. acudió donde Luis Hermosilla, el abogado que defendió a Tocornal en 2006 y 2007, para pedirle que lo ayudara a contactar a su papá. El hijo mayor del ingeniero y de Carolina Pesce Ortega (49) -que había adoptado en 2011 el apellido del segundo esposo de su madre- quería revelar que había sido obligado, según expuso, a acusar a Tocornal de hechos que eran falsos.
Sus padres se habían separado formalmente en 2003, tras una década de matrimonio, y Tocornal mantuvo un régimen de visitas cada fin de semana por medio. Eso hasta que Pesce acusó a su exmarido de actos de carácter sexual con sus dos hijos en 2005, cuando entonces tenían cinco y 10 años de edad, en el departamento que el ejecutivo tenía en Vitacura. El Tercer Tribunal Oral en lo Penal de Santiago lo condenó -en un segundo juicio en 2007- por violación de su primogénito a 10 años y un día de cárcel, y por actos de connotación sexual contra el menor, hoy de 19 años, a tres años y un día.
En ese fallo condenatorio se lee que los jueces llegaron a la convicción de que Tocornal era culpable, entre otras cosas, “con la declaración de la víctima menor de edad J.T.P., quien dio cuenta durante el transcurso de la audiencia de juicio en forma completamente coherente, precisa y concordante”. Ese niño, hoy adulto, es quien cambió su versión.
Su nuevo testimonio está contenido en el recurso de revisión que ingresó el 14 de junio de este año al máximo tribunal y que incluye, además, un audio de 92 minutos grabado seis meses antes, frente a dos abogados y una notario. El muchacho afirma, sobre el origen de la imputación, que una frase suya sobre su aparato genital fue sacada de contexto por una empleada doméstica, y ante la insistencia en preguntas sobre el asunto, inventó una historia que involucraba a su padre. El tema, detalla, creció con visitas a psiquiatras y con la convicción de su madre de que había sido abusado. Posteriormente, cuenta, le informó a ella que había faltado a la verdad, pero, acusa, fue manipulado por su madre por despecho.
La defensa de Jorge Tocornal afirma que no ha ofrecido ninguna compensación a su hijo y que su cambio de versión solo pretende enmendar su falsa imputación.
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“No violó ni abusó sexualmente de sus hijos. Ellos (la fiscalía y los querellantes) intentarán hacerles creer que los hechos realmente ocurrieron, pero no los podrán probar. No hay sangre, no hay semen, no hay ningún tipo de evidencia material, lo único que habrá son palabras, solo palabras”. El 12 de marzo de 2007, el abogado Luis Hermosilla habló en la repetición del juicio oral sobre la supuesta debilidad de las pruebas contra su defendido.
Este alegato es refrendado en la acción que ingresó con carácter reservado a la Suprema y que fue declarada admisible la semana pasada: el recurso plantea que en la sentencia contra Tocornal fueron determinantes los testimonios de los niños, en particular el del hermano mayor.
Tocornal en estos años ha sido constante en intentar probar que fue un error condenarlo. Ya en 2015 había presentado una revisión en el máximo tribunal que se acogió a tramitación. Sin embargo, no se revisó la sentencia, ya que se concluyó que los argumentos presentados en aquella ocasión no eran nuevos antecedentes. El recurso de 2015 apuntaba a que habían cambiado los criterios científicos para establecer de forma fidedigna un acceso carnal indebido.
En ese proceso, Tocornal fue representado por el abogado Alberto Eguiguren Correa, quien declinó responder preguntas a La Tercera sobre este nuevo recurso de revisión.
Los dos hijos del exmatrimonio Tocornal-Pesce están hoy en posiciones contrapuestas. Mientras el mayor entregó el testimonio que sustenta la acción de su padre y en el que acusa a su mamá de instarlo a mentir, el menor, detalla el abogado de Pesce, Alejandro Godoy Donoso, mantiene que la tesis de que las vulneraciones sexuales existieron: “El hijo menor de Carolina no respalda la versión de ella, lo que respalda es la veracidad de los abusos que sí ocurrieron”, afirma.
El abogado -que trabaja en esta causa junto a Luis Ortiz Quiroga- recibió hace unos días el poder para alegar en contra del recurso. “Es una situación compleja, porque cada cierto tiempo se insiste en esto. Anteriormente, ya se había intentado una revisión, que se rechazó, y el hijo mayor de Carolina -de quien ahora se acompaña la declaración jurada- había sido parte pidiendo el rechazo.
Estamos tranquilos, porque las pruebas contra el señor Tocornal fueron contundentes. Hubo evidencia suficiente que respaldó la condena, en dos oportunidades”, responde Godoy.
El hijo mayor de Jorge Tocornal, contactado para esta investigación, prefirió no entregar su versión. “No voy a decir nada”, se limitó a responder a La Tercera.
La defensa de Pesce pretende presentar el testimonio del hijo menor en la corte y atribuye el actual escenario judicial a un serio quiebre de J.A.L.P. con su familia materna.
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La causa de Tocornal fue emblemática en los albores de la Reforma Procesal Penal, que comenzó en 2005 en la Región Metropolitana y la fiscalía debutaba ante los medios de comunicación.
Durante años, este caso ha tenido más de un vuelco. En 2006, Tocornal fue considerado, en fallo dividido, autor de delitos reiterados de violación en contra de su hijo mayor entre julio y octubre de 2005, y “delito de determinación a la realización de actividades sexuales” de sus dos hijos.
El 17 de enero de 2007, la Segunda Sala de la Corte Suprema anuló -por cuatro votos a favor y uno en contra- ese juicio oral por errores en la valoración de las pruebas entregadas.
Se desarrolló entonces un nuevo proceso. En este, la exesposa de Tocornal aseveró que “yo también fui víctima de violación de él (…). Yo me sentí igual que un perro que satisfacía sus necesidades”. Adujo también que sus hijos habían sido amenazados para no hablar con un cuchillo y una advertencia: “Pobre de ti que le cuentes a la mamá”.
La crudeza de los testimonios generó impacto y Tocornal recibió en abril de 2007, por decisión de los magistrados Danilo Báez, Raquel Lermanda y Patricia González, una pena de 13 años y dos día de cárcel y supervigilancia por otros 10 años. En 252 páginas, se aumentó la sanción del juicio anterior, se le quitó toda patria potestad sobre los dos niños y quedó interdicto en cualquier situación que esté regulada por la Ley de Familia.
La persecutora Gabriela Cruces González, actual jefa de la Unidad Regional de Atención a Víctimas y Testigos de la Región Metropolitana Sur, fue quien recibió la primera denuncia y defiende la labor desarrollada: “Trabajó un equipo de la fiscalía por lo complejo del caso. Se llega a la convicción de acusar por la solidez de las pruebas. Esta denuncia llega a través de un tercero -una persona que trabajaba en la casa y que escucha a los niños conversar sobre los abusos- y existían pruebas físicas que coincidían con lo imputado, y sicológicas que daban credibilidad a los relatos. Era un caso contundente”.
Hoy, el Ministerio Público, que fue informado el jueves 27 de junio por la Corte Suprema del recurso, prepara los argumentos para blindar la indagatoria que presentó en juicio oral el entonces persecutor Rodrigo de la Barra y que dirigió el otrora fiscal regional de la Zona Metropolitana Oriente, Xavier Armendáriz, quien ahora ostenta el mismo cargo en la Metropolitana Norte.
Aunque una retractación no basta para anular una sentencia, dice un ministro, sí existen precedentes relevantes. En julio de 2011, Rodrigo Saavedra Canus fue absuelto y liberado luego de pasar años en prisión por la supuesta violación de su hija menor de edad que había sido constatada por peritajes del Servicio Médico Legal. Cuando ella cumplió 18 años, hizo una declaración notarial en que afirmaba que no había sido violentada y el caso pasó a ser un error judicial.